Yo me pregunto habrán tenido en cuenta O'Higgins, Carrera, Rodríguez y tantos otros, lo que lograrían. Claro es, que es imposible imaginar los tiempos que venían: las clásicas celebraciones dieciocheras. Ahí está el choripan, la empanada, la chicha, la pachanga. (Cueca no pq no bailo eso).
Es extraño, pues año a año se visten el país con los mismos colores, y las mismas tradiciones (obvio). La gente se amontona en los supermercados, las empanadas suben de precio, las fondas se abren al público, la lluvia siempre amenzante, etc. Siempre lo mismo.
Y en la tele, para variar, en las noticias se comenta cómo las fondas reportaron o no ganancias para sus dueños.
Me carga el 18, me carga como festividad. No tengo claro por qué. Pero cada vez me hastía mas ver las mismas cosas en estas fechas, así como recordar las mismas canciones.
Creo que poco de lo que se celebra es la independencia de nuestro país. Mas que nada parece que nos celebramos siempre a nosotros mismos por una extraña necesidad de algarabía en un momento en que parecen todos coincidir.
Terminado el fin de semana dieciochero, viene el balance de siempre: muertos, accidentados, etc. Cómo si todos fuéramos una tropa de alcohólicos. Raro eso, destacando lo malo, para variar.
Distinto ocurre con el año nuevo, pues tiene ese saborcillo a novedad, tal como su nombre lo indica, a renovación.
El 18 es para mi sencillamente un argumento para celebrar, para reunirse, para pasarla bien. pero ya desligado de su original motivo. No creo ahora que sea bueno que lo que fundamenta tal celebración sea aquella empresa independentista de 1810. Me cuesta hallar la conexión entre Carrera, con el curadito de fonda.
Para variar me uniré a la ingesta de empanadas, churros y asados, y a beber algún vasito de chicha. Pero mantendré mi cuestionamiento sobre por qué estoy celebrando o mejor aún por qué los demás celebran.
Es extraño, pues año a año se visten el país con los mismos colores, y las mismas tradiciones (obvio). La gente se amontona en los supermercados, las empanadas suben de precio, las fondas se abren al público, la lluvia siempre amenzante, etc. Siempre lo mismo.
Y en la tele, para variar, en las noticias se comenta cómo las fondas reportaron o no ganancias para sus dueños.
Me carga el 18, me carga como festividad. No tengo claro por qué. Pero cada vez me hastía mas ver las mismas cosas en estas fechas, así como recordar las mismas canciones.
Creo que poco de lo que se celebra es la independencia de nuestro país. Mas que nada parece que nos celebramos siempre a nosotros mismos por una extraña necesidad de algarabía en un momento en que parecen todos coincidir.
Terminado el fin de semana dieciochero, viene el balance de siempre: muertos, accidentados, etc. Cómo si todos fuéramos una tropa de alcohólicos. Raro eso, destacando lo malo, para variar.
Distinto ocurre con el año nuevo, pues tiene ese saborcillo a novedad, tal como su nombre lo indica, a renovación.
El 18 es para mi sencillamente un argumento para celebrar, para reunirse, para pasarla bien. pero ya desligado de su original motivo. No creo ahora que sea bueno que lo que fundamenta tal celebración sea aquella empresa independentista de 1810. Me cuesta hallar la conexión entre Carrera, con el curadito de fonda.
Para variar me uniré a la ingesta de empanadas, churros y asados, y a beber algún vasito de chicha. Pero mantendré mi cuestionamiento sobre por qué estoy celebrando o mejor aún por qué los demás celebran.
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