lunes, octubre 12, 2009

Gatos



Hace unos meses, Alejandro Zambra, columnista de La Tercera, publicó esta notable reflexion acerca de los felinos, que este blog, y esperando no infringir norma alguna, comparte:


"Tu lomo condesciende a la morosa/ caricia de mi mano. Has admitido/ desde esa eternidad que ya es olvido/ el amor de la mano recelosa", escribe Borges, y para los amantes de los gatos la imagen es muy exacta: el gato acepta ser acariciado, del mismo modo que de pronto simplemente no se da, no recibe las caricias. Las gatas de esta casa, por ejemplo, protagonizan escaramuzas en las que me veo fatalmente envuelto y a veces pienso que llevan una estricta contabilidad de mis preferencias. La mayor se abalanza sobre la más pequeña y la expulsa de mi lado, pero no ocupa de inmediato el lugar disponible: le ha parecido constatar un error, una anomalía, y la corrige gruñendo, pero es difícil comprender lo que pretende.


"Siempre que observamos atentamente a un animal, tenemos la sensacion que en su interior hay un hombre que se burla de nosotros", dice Elias Canneti al mirar a los gatos pienso que tiene razón. Pero es una burla solidaria, una ironía permanente. Se supone que los gatos son animales de compañía, pero nunca sabermos si somos los acompañados o los acompañantes y al fin y al cabo esa confusión es inherente al verdadero compañerismo. "Yo no conzoco al gato", dice Neruda, en una de sus mejores odas: "No puedo descifrar un gato/ Mi razón resbaló en su indiferencia/ sus ojos tienen números de oro". Me gusta mucho, también, ese verso de Badulaire que afirma que los gatos son "amigos de la ciencia y de la sensualidad".

Hace unos meses, la editorial argentina Bajo la Luna publicó El libro de los gatos, una antología preparada por Liliana García Carril, que considera poemas de Wordsworth, Yeats, Baudelaire, Prévert, Pound, Eliot y William Carlos Williams, entre otros poetas, incluidos los chilenos Nicanor Parra, Malú Urriola y Germán Carrasco, autor de un poema elocuentemente titulado Pongan alimento para gatos en mi tumba. Recuerdo también una selección publicada en España con textos de Colette, Kipling, Twain, Lewis Carroll, Patricia Highsmith, Cabrera Infante y otros narradores, pero el libro no incluye ese cuento de Edgar Allan Poe que arruinó injustamente la reputación de los gatos negros.

Acabo de leer un divertido comentario de Andrea Maturana sobre El gato negro, que ella leyó a los 16 años y que desde entonces, por miedo, no se había atrevido a releer. Su temor no era a los gatos sino a las pesadillas posteriores, aunque hay mucha gente que teme a los gatos, no solamente a los negros. A mí, en todo caso, las personas que temen a los gatos me producen desconfianza, pues sinceramente creo que convivir con ellos es una experiencia compleja, placentera y fundamental.

En Burguesía, uno de sus mejores relatos, Natalia Ginzburg cuenta la historia de una solitaria mujer que, hacia el final de su vida, encuentra un tardío consuelo en la compañía felina. La atmósfera de ese cuento me ha recordado Un gato en un piso vacío, el hermoso poema de Wislawa Szymborska en que el dueño ha muerto y el gato lo espera enojadísimo, prometiendo que cuando el hombre regrese lo tratará con distancia: "Algo no empieza/ a la hora de siempre/ Algo no sucede según lo establecido/ Alguien estaba aquí, estaba siempre/ y de repente desapareció/ y se empeña en desaparecer", piensa el gato, consternado.

A la literatura le gustan los gatos, pero no creo que a los gatos les guste la literatura, pues es conocida la costumbre felina de interrumpir a los lectores poniéndose en medio o derechamente arañando las portadas. Sin ir más lejos, he escrito esta crónica con una gata subiéndose cada tanto a la mesa para interponerse entre la pantalla y mis ojos, con evidente intención de sabotaje.

Fuente: La Tercera 16/08/2009

2 comentarios:

Pao dijo...

me gustó eso de que a los gatos no les gusta la literatura... teorías conspiracionales gatunas?, quizá es una mafia... como la de los gatos samurai?... muchas preguntas en mi mente... será que nunca me llevé bien con los felinos...

El Tercer Chimpancé dijo...

Gran trabajo Pablo.
Me alegra ver este tipo de post. Se nota que los contenidos están mejorando y eso se agradece.
Saludos