martes, julio 14, 2009

Reflecto.


Estudiar alguna carrera, o adentrarse en cierto saber, implica necesariamente, tal vez sin quererlo, ir asimilando aquella forma de pensar propia de aquel conocimiento, y reflejarla a la vida.

Y eso pasa con el derecho.

Términos como relaciones jurídicas, bienes, cosas, acciones, excepciones, obligaciones, créditos son palabras un tanto extrañas al común de la gente, del mismo modo que aquellas propias de otros saberes lo son para quien estudió derecho.

En fin, hoy conversando con alguien vi enfrentado dos cosas: uno, la buena fe precontractual (zzz) alegada por mi, y la otra, el simple sentido común o el modo mas razonable de entender y lograr la palabra propia, alegada por mi interlocutor, no lego por supuesto.

Claro, en principio podía parecer absurdo no hacer coincidir ambos aspectos, o al menos reporichable defender lo primero, menoscabando lo segundo, pues siempre o al menos debe intentarse lograr unificarlos.

Pero proyectando ese problema a la vida profesional, uno puede darse cuenta de ciertas cosas en común en la dinámica - lo que pido-lo que se falla. Más alla, obvio,de aquello que ocurre y aquello que debiese ocurrir.

Sin duda desde la perspectiva de quien decide, el juez, debe tratar de lograr una solución al problema de que se trate, pero siempre hacerlo coincidir idealmente en alguna solución legal al efecto. No puede, salvo rarísimos casos, que digámoslo nunca ocurren, recurrir a su sentido común de entender las cosas y desligarse por completo de aquellos imperativos llamados leyes.

Desde la perspectiva de quien pide o mejor dicho litiga ante el juez, es al revés. El litigante pide o trata de enmarcar su solución, su parecer, (su sentido común), en aquello que entrega a la solución del juez, y tiene tal convicción que aquella es la forma correcta de resolver la disputa. Es esa convicción aquello que el infame "criterio jurídico" (eufemismo notable para decir, cada cual piensa lo que quiera).

Plasmar aquello que reclama el que pide, como lo razonable a resolver en quien está llamado para ello, es sin duda la clave para ganar cualquier conflicto, y sobre todo jurídico. Sin embargo, y lo que motiva este posteo, y es fuente de mi inquietud, es aquella divergencia que existe entre aquello que debiese ocurrir, con aquellas soluciones desde la perspectiva del sentido común, que no por se anti o mejor dicho no-jurídicas (léase no tener fundamento legal alguno), deban rechazarse, sino que siempre al menos deben ser atendidas.

Distinto sería resolver aquel problema del principio si hubiera estudiado ingeniería o medicina, pues la solución la generaría desde esa perspectiva del saber. Pero, y en esto arrogancia resalta, es el derecho el que se atribuye para si como única forma de resolver problemas.

Luego... que es el sentido común?... para otra vez será.



2 comentarios:

El Tercer Chimpancé dijo...

Tal vez habría que preguntarse si es el Derecho un saber en sí mismo o un saber acerca de "una forma" de resolver conflictos.
Quizás, para la persona ignorante del saber jurídico, el sentido común puede brindar una mejor solución que la que le pueda brindar el ordenamiento jurídico y quizás tiene razón.
Tal vez, el fin primigenio (notése el lenguaje para no desentonar con este blog) del Derecho es entregar las mejor solución posible enmarcada dentro de un esquema lógico y objetivo. No obstante ello, y como señalaba Andrés Bello, el derecho es hecho por hombres y, por tanto, algo no perfecto, sino más bien perfectible. En dicho orden de cosas, es lógico pensar que muchas veces, el ordenamiento jurídico - al ser un mecanismo de solución de conflictos- contradiga su fin principal y, por el contrario, entregue soluciones carentes de sentido común, pero no por eso menos lógicas.

Cote dijo...

sentido comun y leyes o derecho....no van de la mano pablito... es una lastima ir dandose cuenta en el camino ja